El chavismo o ¿cómo destruir a un país en quince años?

Un gobierno que no ha sido capaz de cumplir con un plan de desarrollo nacional porque son desplazados por otros de carácter coyuntural. Un régimen que cambia los nombres de las instituciones confiando en que eso los hace parecer muy eficientes, mientras los problemas siguen sin resolverlos. En quince años son pocas las caras nuevas al frente de la gerencia pública, en su lugar la rotación de cargos ha sido una constante, repitiendo los mismos fracasos de siempre. La función contralora se limita a un rosario de interminables “recomendaciones” que solo se convierten en rigurosas, si se trata de adversarios políticos en los casos denunciados. Eso resume de manera breve la faceta más visible del chavismo al frente de Venezuela, la de su ineficiente gestión pública.

El modelo de gerencia pública chavista
IMPROVISACIÓN: El chavismo ha hecho de la improvisación una política de legitimación, sobre todo cuando siente amenazas, tal fue el caso del conocido “dakazo“, que no hizo más que mostrar que sin importar las consecuencias el régimen siempre estará dispuesto a llegar hasta donde sea con tal de conservar el poder y ganar unas elecciones será siempre una poderosa razón para hacerlo.

HIPERTROFIA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: Chávez llegó al poder y una de sus primeras acciones fue la “simplificación“ de la administración pública, sin embargo poco le duró porque en la medida en que fue consolidando su poder, el tamaño del Estado fue aumentando, conformando una administración pública hipertrofiada, ineficiente y muy costosa. Los espacios de gestión comunitaria, los organismos paralelos y la constante creación de consejos y comisiones no han contribuido en la solución de los problemas públicos, al contrario, los han agudizado porque con la multiplicación de actores que intervienen en la solución de los asuntos públicos, se produce un desencuentro en la toma de decisiones y ejecución de acciones, que perjudican más a quienes esperan una solución definitiva a sus problemas.

GERENCIA INCOMPETENTE: El chavismo tiene un único estilo gerencial: hacer todo lo necesario para conservar el poder, para eso necesita de funcionarios leales comprometidos con la causa de la revolución, que son las credenciales necesarias para estar al frente de la gestión pública. Eso hace muy difícil tener la capacidad para responder a las demandas de una sociedad acostumbrada a servicios públicos que fueron medianamente efectivos, y que ahora vive con grandes carencias que han ido minando su calidad de vida y debe hacer frente a una gerencia indolente que de rotación en rotación pretende hacerle creer al país que es más competente, cuando lo único que ha hecho es mostrar el aspecto más incapaz del chavismo, el más reciente ejemplo lo tenemos con la crisis de Salud y su pobre manejo.

CONTROLES INEFICIENTES: Si algo ha caracterizado a la administración pública luego de todos estos años de chavismo ha sido sin duda, un profundo desprecio por controles de gestión, no así los que ejercen llegando hasta la arbitrariedad dirigidos a silenciar y acosar a quienes representan visiones contrarias a las del régimen, sin importar que medien leyes que se lo impidan. Es así que para los gobiernos tanto de Chávez como de Maduro, ha sido muy fácil utilizar los recursos de una forma tan discrecional, que casos como los 25 mil millones de dólares otorgados a empresas de maletín bajo el sistema de control de cambio, es tan solo una anécdota de un régimen que se ha comportado de forma irresponsable en la administración de los recursos públicos.

Un modelo exitoso
No debería extrañar entonces que con la administración pública en manos de una clase política incapaz e ideologizada, y a pesar de haber contado con el volumen de ingresos petroleros de esta última década, que el país se encuentre en una situación económica tan deplorable. Los recursos se han diluido en comprar lealtades a un precio muy elevado, mientras se sacrifica la calidad de vida de la población con pésimos servicios públicos.

Es posible que este deterioro de la gestión pública sea en sí misma una forma de control social, de esta manera mientras la mayoría de la población dedica su atención a protegerse de la delincuencia, a resolver las deficiencias en los suministros de agua o electricidad, a emprender la cacería de productos básicos, tiene menos tiempo para ocuparse de exigirle al Gobierno que resuelva esos problemas que son su responsabilidad y el régimen político tiene más espacio para el avance de su proyecto político.

La desinstitucionalización como meta
El proceso sostenido de desinstitucionalización al que el país ha estado sometido, lo ha debilitado considerablemente para hacerle frente al creciente deterioro de las competencias del Estado, lo que sumado a una baja capacidad de representación, hace posible sustituir la legitimidad política por un ejercicio ilimitado del poder. El deterioro institucional ha sido intencional porque es necesario para imponer el proyecto político chavista.

El chavismo tiene una gestión que mostrar caracterizada por políticas poco efectivas, una muy escasa capacidad conciliatoria ante las crisis, ya que en su lugar el conflicto ha resultado ser más favorable en sus propósitos de afianzarse en el poder. El único interés del chavismo, como proyecto político, es no abandonar el poder. Sus decisiones políticas y su gestión siempre favorecerán ese curso de acción política, porque es la que mejores resultados para sus propósitos les ha garantizado.

El legado
El chavismo es responsable de uno de los fracasos más grandes de la historia política latinoamericana reciente. El legado del chavismo es el de un modelo político que está dispuesto a hacer lo que sea para gobernar sin ningún tipo de contrapeso. Las políticas que han conducido al país hacia el desempleo, altos índices delictivos, precarios servicios de salud y educación, períodos cíclicos de desabastecimiento y escasez de alimentos y dependencia de importaciones, obedecen a una estrategia de dominación política por la vía de la sumisión. La garantía de ejercicio del poder sin mayores obstáculos dependerá del grado de sumisión de la población, para eso el modelo necesita eliminar todo espacio convencional de vida y provocar caos. El gobierno paralizado, culpando a los fantasmas de aquellos enemigos a los que hace 15 años juró destruir, es tan solo el chavismo siendo chavismo.

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