Los resultados de las elecciones presidenciales argentinas por supuesto que no influirán directamente sobre las parlamentarias venezolanas, coincido con lo dicho por Luis Vicente León en su cuenta de Twitter (@luisvicenteleon), sin embargo es importante mirar el contexto del bloque regional populista para entender que con un mayor debilitamiento de éstos gobiernos, las acciones que violen el ordenamiento constitucional tendrán menos apoyos.
En mi opinión, la comunidad internacional no había estado engañada con las “caretas” del régimen venezolano, en realidad se trataba más de la postura pragmática de gobiernos que en atención a los resultados electorales reconocen la voluntad de los ciudadanos, contrario a lo que algunos sectores de la oposición opinan, creo que Chávez ganó todas las elecciones [con abuso y ventajismo, pero las ganó], de manera que hay que diferenciar a un régimen político que fue construyendo una institucionalidad a su medida y que aún así contó con apoyo popular.
Ahora bien, en la consolidación de los apoyos regionales al proyecto político de Hugo Chávez, confluyeron no solamente los aliados ideológicos del Foro de Sao Paulo, sino además otros socios comerciales con intereses en la abundancia de petrodólares con la que contó Chávez en un principio, pero que Nicolás Maduro ha visto disminuir aceleradamente. Este panorama de deterioro político en el bloque populista latinoamericano debe verse en su conjunto: gobiernos que aumentaron el gasto social, confiados en que los commodities se mantendrían en los niveles que les permitirían seguir contando con los apoyos de los sectores populares, sin la necesidad de estimular el crecimiento económico por las diferencias ideológicas con el modelo de libre mercado, pero fortaleciendo el rol del Estado como actor económico fundamental, limitando seriamente las capacidades de actores privados.
En el caso venezolano, el deterioro del gobierno de Maduro responde a las políticas emprendidas por su predecesor, quien construyó una nueva institucionalidad para darle curso a su proyecto político, lo que genera expectativas en relación a los resultados de las próximas elecciones parlamentarias; mientras que en el caso argentino, Macri llega a la presidencia con la promesa de corregir las distorsiones creadas por la conducción política del kirchnerismo, comprometiéndose a revertir las medidas políticas erradas del gobierno saliente. Son dos escenarios que si bien difieren en la rama del poder público a la que representan (Legislativo y Ejecutivo), reflejan una ruptura en el comportamiento político que ha caracterizado a la región en la última década.
Loa resultados electorales de la Argentina deben no solamente inspirar a quienes creemos que las sociedades democráticas pueden dirimir sus diferencias de manera pacífica y civilizada, sino además servir de alerta para aquellos que creen que cuando la voluntad del electorado los abandona pueden retener el poder a través de la violencia. Esperemos que los argentinos puedan emprender el camino de la recuperación y la reconciliación. Felicitaciones para todos.