Russia: a failed democratization [i]

Author: Armando Chaguaceda[ii]

The evolution of post-Soviet Russia is a fascinating subject for those interested in contemporary geopolitics. The transformation in just a quarter of century from a (post) totalitarian system into an imperfect electoral democracy, followed by subsequent regression to competitive authoritarianism, offer a sui generis overview of the dynamics of institutional change in today’s world.

By now it is common knowledge that the Russian democratization failed. The birth of the new order get impacted by the triple transition – from superpower to regional power, from command economy to liberal capitalism and from a sigle political party to precarious democracy- . In addition, resilience and penetration of Soviet political culture in different strata of society detracted from the outset the scope and quality of the organization and civic action necessary for the democratic health. All this in a context of separatist conflicts and ethnic tensions.

The Russian transition was polarized and incomplete, where political parties emerged without social base and whose leaders came, largely, from the old regime Were traits of this post-communist regime: A political program anchored in the State and loyalty to its occupants. A fragile political representation embodied by charismatic individuals before the party weakness, and high levels of apathy and political disaffiliation. In this regime, enemies of democracy and members of the old nomenclature, remained active and powerful within the civil service and society itself.

While the government of Boris Yeltsin (1991-1999) meet minimum electoral standards, it did not reach the levels of a consolidated liberal democracy. In the last quarter of 1993, with the violent suppression of the Duma and presidential approval of a new constitution -today force- young Russian democracy was degraded. A kind of politic related to the proximity of oligarchs to the President, poor accountability and the spurious usufruct of state resources get strengthened.

The presidential elections of 1996, developed in an environment of economic crisis, growing inequality and poverty, rampant mafias and corruption scandals, led to an aging Yeltsin winner; which was sponsored by the major private media, abuse of public resources and the financial and political support from the West. Nevertheless, in those close election, there were present different political platforms, including empowered communist opposition in the legislature and local governments. Would be the last competitive elections in post-Soviet Russia.

In that way, the winning coalition led by Yeltsin had little incentive to undertake, for a decade, substantive democratization of Russia. Democracy, identified by many Russians as an avenue to the promises of Western modernity, did not bring the expected results. The sharp deterioration in economic indicators amplified citizen disenchantment and passivity towards politics. Opening the door to the return of leadership interested in rebuilding an openly autocratic model of governance. That dust begat this mud.

[i] Translated by Aram Zaldívar

[ii] Political analyst and historian. Professor and researcher at the University of Guanajuato (México)

Venezuela, muy tarde y muy poco por Alejandra Suárez

Luego de cuatro horas en cadena nacional, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció las nuevas medidas económicas, en las que aumentó el precio de la gasolina y devaluó el bolívar, la moneda nacional. La gasolina de 91 octanos subió un 1.330%, y la de 95 octanos subió 6.085%. El dólar aumentó para un tipo de cambió de Bs. 6,30 a Bs. 10, un 58,7%, y para el otro de Bs.12,30 a Bs. 200 lo que representa un 1620,6%.

Muy tarde

De acuerdo con el economista, Gustavo Rojas Matute, estas medidas tendrían efecto si se hubiesen hecho en enero de 2014, cuando el barril del petróleo estaba en $100, y el país mantenía una entrada de dólares alta por concepto de divisas petroleras, pero hoy, Venezuela tiene un ingreso tan bajo que las medidas son insuficientes y llegan “muy tarde”.

Si, para el 2014, se hubiese aplicado este cambio de rumbo económico, junto con la reducción del déficit fiscal, la unificación cambiaria, la liberación de los controles y la promoción de las inversiones, Venezuela no se encontraría en las puertas del colapso económico.

El colapso económico es la incapacidad del país para cancelar la deuda externa, junto con la imposibilidad de pago para comprar y producir alimentos, mientras que los inventarios de consumos están en cero. Lo anterior, trae como consecuencia una crisis severa de hambruna y embargos internacionales sobre los activos del país.

Muy poco

Afirma Rojas Matute, que la devaluación y aumento de la gasolina, sin financiamiento internacional, no solucionan la crisis económica venezolana porque la nación no genera suficientes dólares para subsistir y consume más de lo que percibe.

El dólar a Bs. 10 tiene el mismo efecto que a Bs. 6,30. Con un precio tan bajo no habrá disponibilidad de dólares a ese monto como se anunció. Un bolívar tan distorsionado permite que muchos de los que tengan acceso a éste se lo lleven a paraísos fiscales, como ya ha ocurrido en los 13 años del control de cambio. De igual manera, el dólar a 10 es un subsidio que el país no puede sostener con tan pocos ingresos.

Como si ya los errores económicos no fuesen suficientes, con esta ínfima devaluación, el mercado del dólar paralelo crecerá indeteniblemente porque los mismos que se adjudican el dólar a Bs.10 los revenden, hoy día, en el mercado negro a Bs.1040.

Por otro lado, el gobierno seguirá imprimiendo dinero inorgánico para cubrir el gasto público y esto nos llevará, irremediablemente, a una hiperinflación.

 

¿Qué medidas hubiesen tenido efecto?

“Buscar financiamiento del Fondo Monetario Internacional, único organismo capacitado para auxiliar a países con crisis económica”, explica Rojas Matute. Una vez obtenido el préstamo, las medidas acordes serían reflejadas en un plan organizado para levantar el control de precio, unificar y liberar la moneda, reducir el déficit fiscal, aumentar la gasolina a precios internacionales paulatinamente, disminuir los controles de importación y exportación, garantizar la seguridad jurídica de los inversionistas y crear un equipo económico que le dé credibilidad al gobierno venezolano.

Debido a que la liberación de precios tendrá un impacto directo sobre el poder adquisitivo de los venezolanos, es imperante que a esta alza lo acompañe un programa social como bonos de alimento y medicinas para la población que está en situación de pobreza, mientras se regula el impacto de las medidas.

¿Qué pueden esperar los venezolanos con estas nuevas medidas?

“El colapso económico de Venezuela”, sentencia Rojas Matute.

 

Alejandra Suárez