Monthly Archives: May 2016

Ricardo, Maikel, Oliver, Santiago e Issac, los nombres de la tragedia infantil venezolana: por Alejandra Suárez

Tan solo en una semana, han fallecido 3 niños por falta de tratamiento e insumos en Venezuela. Ricardo, Maikel, Oliver, Santiago e Issac, se han convertido en los símbolos de una tragedia con dimensiones de crisis humanitaria.

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Maikel, Oliver y Ricardo

Maikel Mancilla falleció tras convulsionar 5 días seguidos por falta de tratamiento. Maikel era autista y padecía de epilepsia severa, su condición era tratada con Lamotrigina y Diazepan, medicamentos que la familia no pudo conseguir cuando su cuadro epiléptico empeoró en febrero de 2016. http://runrun.es/nacional/venezuela-2/250606/el-pequeno-maikel-mancilla-murio-tras-convulsionar-durante-cinco-dias-por-la-falta-de-lamotrigina.html

El pasado 26 febrero, Oliver Sánchez (8 años) fue a una manifestación para pedir su tratamiento al gobierno venezolano. Oliver sufría de Linfoma de no Hogdkin; su familia relata que no consiguieron los medicamentos en ningún centro de salud público, ni en farmacias privadas.

Ante la voraz escasez de medicinas que aqueja a los venezolanos, la familia de Oliver tuvo que recurrir a las redes sociales para pedir su tratamiento. Fundaciones y particulares ayudaron a los Sánchez a conseguir las medicinas no disponibles en el mercado.

Este mes de mayo, Oliver se complicó con una meningitis bacteriana que obligó a su familia a buscar una cama en terapia intensiva en todos los hospitales de Caracas. Los esfuerzos de los padres no sirvieron porque ningún hospital público tenía cama disponible en cuidados intensivos. Horas aciagas pasó la familia Sánchez buscando albergue para su hijo con crisis convulsiva. Una clínica privada aceptó a Oliver y, 10 días después, falleció.

En diciembre de 2015, la falta de medicinas cobró la vida de Ricardo Andrés Medina (3 años), quien necesitaba un protector para su corazón que nunca se consiguió. Richard Medina, padre del bebé, declaró que la falta de Cardioxane produjo la muerte de su hijo. La familia de Ricardo Andrés recurrió a las redes sociales pero no consiguieron el tratamiento. http://www.el-nacional.com/sociedad/Ricardo_Medina-3_anos-hospital_militar-Richard_Medina_0_758324271.html

Sin insumos, ni equipos funcionan hospitales venezolanos

Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, informó que el 85% de los medicamentos, disponibles en 2014, han desaparecido porque el gobierno venezolano se niega liquidar la deuda en dólares que mantiene con las farmacéuticas. Sumado a la enorme escasez, los centros de salud del Estado están colapsados; no tienen mantenimiento; carecen de suficiente personal; no tienen medicinas; no poseen insumos como catéteres o algodón; no funcionan los equipos de diagnóstico como los resonadores o tomógrafos; tampoco funcionan los laboratorios por falta de reactivos. http://noticiero.venevision.net/economia/2016/mayo/6/156140=fefarven-aseguro-que-los-pacientes-estan-muriendo-por—falta-de-medicamentos-y-no-por-las-patologias

Al momento de escribir esta nota, los médicos del Hospital Universitario de los Andes, en el estado Mérida, estaban en huelga de hambre para exigirle al gobierno venezolano que suministre los medicamentos necesarios para todos los pacientes que necesitan tratamiento y no lo tienen. Estos médicos elevan la protesta por sus pacientes, no por sus sueldos o por remuneración económica, según declaraciones del Dr. José Vicente Moreno, presidente de la Sociedad de médicos residentes de Iahula. http://prensa.ula.ve/2016/05/26/m%C3%A1s-m%C3%A9dicos-meride%C3%B1os-se-suman-huelga-de-hambre

Santiago e Issac

Dos días después de que el calvario de Oliver Sánchez terminara, el niño Santiago Riera (5 años) fallecía en el hospital de Maracaibo por falta de un trasplante de médula y tratamiento. http://www.el-nacional.com/sociedad/cancer-Nino-conseguir-medicamentos-quimioterapia_0_856114383.html.

Santiago fue diagnosticado con Leucemia Linfoblástica Aguda en octubre de 2014. En enero de 2016, Santiago recayó; los médicos indicaron que necesitaba un trasplante de médula ósea. Desde ese momento, su familia emprendió una campaña por redes sociales para solicitar fondos para el trasplante. Los fondos no llegaron y el cuerpecito descompensado de Santiago no pudo resistir la falta de tratamiento y espera prolongada. Días antes de su muerte, la familia solicitó cinco medicamentos por redes sociales que no localizaron. https://www.instagram.com/p/BFkeGBUoa05/

El pequeño Issac (5 años) esperó un mes por un catéter para hemodiálisis. La madre del bebé, María Marín, declaró que no había en el país el número de catéter para su hijo que, por ser tan pequeño, necesitaba un número específico. En una clínica privada se consiguió un catéter más grande del requerido para Isaac y se le aplicó la hemodiálisis porque su cuerpo ya no resistía más tiempo sin ésta. Este viernes, durante el tratamiento, a Issac le dio un infarto porque el catéter era muy grande y falleció.

La madre de Issac está pidiendo colaboración para poder llevar el cuerpo de su hijo a su natal estado Apure. La funeraria cobra Bs. 300.000 ($300) por el traslado desde Caracas.

Hoy, en el mismo hospital JM de los Ríos, la madre de otro niño, llamando Daniel, está en busca de un catéter número 8 x 10 para que su bebé reciba hemodiálisis, de acuerdo con su testimonio, grabado por la periodista Beatriz Adrián, Daniel no recibe hemodiálisis desde hace 3 meses. https://twitter.com/Beadrian/status/736605534984536064

Ayuda humanitaria

En Venezuela no hay catéteres para niños, tampoco hay anticonvulsivos, ni se consigue Cordioxane o solución salina para atender a los pacientes de los hospitales públicos y privados. Freddy Ceballos aseguró que los pacientes no fallecen por las patologías, sino por falta de tratamientos. No solo la escasez de medicinas se ha convertido en una tragedia diaria, la falta de instrumentos para operar como gasas y suturas no permiten que los médicos soluciones las emergencias médicas. En algunos hospitales como la Chiquinquirá, en el estado Zulia, no hay agua ni detergentes para limpiar quirófanos e instalaciones. http://www.laverdad.com/zulia/92657-sequia-desata-crisis-sanitaria-en-el-hospital-chiquinquira.html

El gobierno de Nicolás Maduro no responde a los ofrecimientos de ayuda internacional que han ofrecido diferentes organizaciones como Cáritas. Incluso, el gobierno venezolano niega que la crisis de salud tenga las dimensiones dantescas que relatan medios nacionales e internacionales. http://www.lapatilla.com/site/2016/04/10/ovs-pide-a-maduro-aceptar-la-ayuda-internacional-ante-la-crisis-de-salud-y-alimentos/

Janeth Márquez, directora de Cáritas Venezuela, informó que han hecho tres peticiones para que el gobierno venezolano acepte un corredor humanitario para atender la crisis que presenta Venezuela en cuanto a salud. Las dos primeras peticiones de Cáritas no obtuvieron respuesta. La última fue hecha este viernes 27 de mayo.

https://www.aciprensa.com/noticias/gobierno-aun-no-deja-a-la-iglesia-traer-medicinas-y-alimentos-a-venezuela-31354/

Solo el gobierno venezolano puede detener la dolorosa muerte de otros niños como Ricardo, Maikael, Oliver, Santiago e Issac.

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El mago, el niño y el burro: relato de la desigualdad por Luis F. Cabezas (@luisfcocabezas)

Arranquemos esto con sencillas preguntas. ¿Acaso algunos de los que ojean estas breves líneas tuvieron la oportunidad de escoger dónde nacer? ¿O escogieron su nombre, sus padres, su género o la condición social de su familia? Estoy seguro de que no, y si no fuera así pues dígannos dónde queda la taquilla en la que hicieron su pedido de vida.

Este hecho nos pone frente a la realidad de que hay variables o puntos de partida sobre los que no tenemos ningún margen de gobernabilidad, y que están sujetos única y exclusivamente al azar o lo que otros llaman la “divina providencia”.

Por tanto, en esa lotería, algunos resultan más afortunados que otros. Una persona que nace en un área urbana con acceso a buena educación, salud y servicios, no es la misma que otra que nace en una zona remota y sin las mismas facilidades. Son dos personas idénticas en derechos, pero desiguales en posibilidades, incluso de sobrevivir a sus primeros días de vida.

Esto supone que no basta con decir que las personas somos iguales en derechos, puesto que si tomamos a esas dos personas, el nacido en un área urbana y el nacido en zona remota –si sobrevivió– y al cabo de unos años los comparamos, podremos notar que alguno, muy probablemente, muestre rezagos educativos, en indicadores de salud, en calidad de empleo, entre otras variables.

Como podemos ver, la vida en buena medida está definida por condiciones no elegidas que pueden resultar una ventaja o un obstáculo en nuestro desarrollo futuro como persona. Vista esta realidad, surge el imperativo ético de cómo hacer para salvar esas realidades no elegidas, que pueden limitar la vida de las personas y la materialización de su autodominio.

Acá surge la pregunta ¿quién tiene la capacidad de corregir esas desigualdades? La respuesta es sencilla: el Estado en estrecha relación con la sociedad. Pero, siendo el Estado el responsable. Es al Estado a quien le corresponde, por ejemplo, hacer llegar salud y educación hasta el lugar más remoto de Kavanayén o de la Sierra de Perijá.

En una ocasión, coordiné una encuesta dirigida a niños y niñas entre 8 y 11 años. En la muestra quedó seleccionada una escuela de una zona rural del estado Miranda, Eulalia de Chamberlain, se llamaba. La pregunta final del cuestionario auto aplicado decía: “Si te encontraras una lámpara mágica que te concediera un deseo ¿Qué le pedirías?”.

Las respuestas se movieron mayoritariamente entre bicicletas, video juegos, pelotas y calzados, sin embargo, me llamó la atención un niño que respondió “un burro”, también llamado “asno”. Al momento del recreo, con chupeta en mano, me fui a donde aquel niño de 9 años y me gané su confianza. Entonces, le pregunté: “¿por qué si pudiste pedir cualquier otra cosa, dijiste que le pedirías al mago un burro?” Entre risa entrecortada y saboreando su chupeta, me contestó: “Maestro, yo camino una hora y media pa venir a la escuela, y una hora y media pa´ regresar a la parcela. Llego cansado, se me gastan los zapatos y los perros me carrerean -persiguen-“.

“¿Y la bicicleta?”, le pregunté yo. “No maestro, mejor un burro porque le doy agua y paja. A la bicicleta hay que cambiarle cauchos y en mi casa no hay real –dinero– pa´ eso. Y el burro patea a los perros, en la bicicleta me pueden morder”, me dijo.

La historia de este niño es un ejemplo de cómo existen desigualdades que pueden determinar las posibilidades de éxito, y cómo las necesidades son diferenciadas. Es allí donde el Estado debe brindar apoyo preferencial para corregir estas asimetrías.

El pleno desarrollo de la persona está muy ligado al talento para algo, las capacidades adquiridas y las oportunidades para desarrollar ese algo. Lo crucial para esto, es poder contar con palancas que permitan resolver las desigualdades y evitar que se conviertan en cuellos de botella insalvables para muchos.

El combate a la desigualdad debe ser un eje transversal de la política pública social, así como la equidad un principio de gestión de esa política. Esta última debe permitir dar un justo trato a la diferencia y privilegiar a quienes por razones no elegidas presentan rezagos que ponen en riesgo la posibilidad de tener autodominio sobre sus vidas.

“Que el lugar donde nazcas no determine tu futuro” es una frase bastante poderosa y en ella se resume buena parte de las líneas que acabo de escribir; hacerla más que un slogan o cliché supone corregir las asimetrías de acceso a la educación, a la salud, a los servicios, al empleo, a las oportunidades, en fin, al bienestar.

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Venezuela: una democracia fallida

El Estado fallido no es un concepto que deba manejarse a la ligera, en él se encuentran reunidos un conjunto de características muy especificas, tales como: incapacidad para mantenerse dentro de la comunidad internacional, lucha civil, quiebre del gobierno y privación económica[1]. En Venezuela, a pesar de que la situación es desesperada, el régimen político chavista todavía tiene margen de maniobra gracias al control institucional, pues sobre todo después del 6D, ha sido esa circunstancia la que le ha permitido al gobierno de Maduro neutralizar a la mayoría parlamentaria de la oposición, frenando por la vía del Tribunal Supremo de Justicia los efectos de sus decisiones legislativas.

La crisis venezolana ocurre en medio del declive de la izquierda latinoamericana en el poder, que por una parte responde al agotamiento de un modelo político, y que aún cuando mantiene amplios respaldos en la región, no deja de sufrir las consecuencias de las crisis políticas en Venezuela, Argentina y Brasil; pero por otra parte, los países en crisis solo tienen a sus respectivos gobiernos como responsables del pésimo manejo de sus economías, a pesar de las conspiraciones domésticas e internacionales a las que apelan invariablemente. El resurgimiento de la izquierda latinoamericana tuvo su apoyo en una retórica de reivindicación social, contando con apoyo significativo en la población, así como también creando grandes expectativas de justicia material. En Venezuela, a pesar de los elevados ingresos extraordinarios, el gasto fue incontrolable –tanto como imposible de auditar- porque además la corrupción se apoderó de la gestión pública, al extremo que ha sido la propia Contraloría General de la República quien ha señalado en sus informes anuales, la naturaleza “inauditable” de algunas instancias del poder popular[2]. Ese capital político de la izquierda fue mermando en la medida en que la corrupción y la aspiración a eternizarse en el poder se hicieron proporcionales. El apoyo regional que ha acompañado a los gobiernos de izquierda no es garantía a mediano plazo de mayores esfuerzos, solo se trata de mantenerse dentro del discurso mientras puedan.

La vitrina de América Latina

Dijo en una oportunidad Arturo Uslar Pietri[3] que en Venezuela “no se ha vivido en democracia sino en un régimen de libertades”. Si entendemos como democracia al régimen político en el que los ciudadanos pueden hacer a los gobernantes responsables por sus acciones en el ámbito de lo público, mediante la competencia y cooperación de sus representantes electos[4], es cuestionable no el concepto sino nuestra propia concepción sobre la democracia, en la que esa noción de accountability está lejos de ser parte de los requerimientos para el ejercicio de la función pública, mucho menos el rol de vigilante por parte del ciudadano.

Pero además, el asunto se complica cuando al incorporar las variables de participación efectiva, igualdad del voto, decisión mayoritaria, control de agenda, y acceso a información, lo que Dahl llamaba poliarquía, nos encontramos con que en Venezuela el chavismo creó una nueva estratificación social en la que patriota se opone a contrarrevolucionario o traidor a la patria; el ejercicio del voto está condicionado por la identificación con la parcialidad política en el poder (caso Diputados de Amazonas es el ejemplo más reciente); las decisiones políticas están en manos de quienes alcanzan la mayoría, pero no necesariamente eso sea suficiente para ejercer la autoridad (alcaldes y gobernadores opositores, Asamblea Nacional); los ciudadanos deben incidir en la definición de los asuntos públicos sobre los cuales debatir, que en el caso venezolano, corresponden a los intereses del proyecto político y no a los de la sociedad; y finalmente, el acceso a la información debe darse en condiciones similares para todos, siendo este uno de los rasgos más débiles de la democracia venezolana en los actuales momentos, no solo por la ausencia de medios libres (como lo señala Freedom House en sus reportes sobre la libertad de prensa), sino fundamentalmente, por la opacidad informativa en los escasos medios no oficialistas que todavía circulan.

Pueblo contra pueblo

Si algo da cuenta del deterioro del país, del acelerado resquebrajamiento de las condiciones de vida en Venezuela, son los alarmantes índices de delincuencia. La ausencia de institucionalidad y por ende, la impunidad, sin duda son factores determinantes en el incremento de los delitos contra la propiedad privada y la negación del derecho a la vida. Era previsible que a mayor impunidad, mayores niveles de violencia, expresados en los ajusticiamientos, ajustes de cuentas y linchamientos que copan los titulares en medios digitales y redes sociales. El enfrentamiento político está cediendo espacio a las escaramuzas por bolsas de comida, ¿faltará mucho para las peleas por los desperdicios?

La muy temida guerra civil se libra de forma sostenida, en medio de un estallido de liberación prolongada, entre el desasosiego de las colas, el racionamiento de agua y electricidad, el caos del transporte público insuficiente –y deficiente-, la vida diaria se ha convertido en un calvario en el que no hay excepciones para nadie, es la democratización de la escasez, y contrario a la opinión de muchos, nada de ello es fruto de la improvisación o la casualidad, se trata de la consolidación de un proyecto que persigue la dependencia aún, si se puede, mayor a la de la renta petrolera, es la administración de la miseria.

Los motores de la revolución no arrancan

El gobierno de Nicolás Maduro continúa mostrando una tendencia al descenso, con 26,8% de apoyo a su gestión, frente a 92,5% de evaluación negativa de la situación del país, de acuerdo al más reciente estudio de Datanálisis reseñado por Reuters[5]. En la misma encuesta se señala un 68,9% favorable a la renuncia o revocatoria del mandato de Maduro, mientras que 57,3% afirma que votará a favor de revocarlo si se convoca el referendo este año. Estos números no resisten mayores dudas, el gobierno de Maduro se deteriora pero no a la velocidad del derrumbe del país, y aunque suene paradójico, eso lo mantiene a salvo. Las razones pueden parecer muy simples, pero eso demuestra que no todo es azar cuando se trata de las consecuencias de la políticas ejecutadas por el gobierno.

El caos no es un accidente en la revolución bolivariana de Chávez, es un escenario provocado, necesario para afianzar el control social y garantizar el poder. Lo que hasta ahora ha hecho Maduro, ha sido profundizar en las políticas de Hugo Chávez que han conducido al país a la actual parálisis. La anomia, no como ausencia de normas, sino como inefectividad de las mismas, es parte del proyecto. Nada más recordemos cuando Chávez insistía en la necesidad de prescindir de todos los símbolos de la burguesía, incluidas sus instituciones y leyes. La creación del poder popular y todas sus instancias no pretenden la promoción de la participación, sino la consolidación de la anomia, el caos, para que las decisiones del poder central no tengan un muro de contención. Los motores de la revolución no arrancan, pero eso es lo que mantiene al país en vilo y le permite al régimen avanzar en su proyecto totalitario. Mientras, unos buscan salvar a la revolución y otros buscan salvarse a sí mismos. Habrá que ver quiénes triunfan.

La democratización de la miseria

La revolución prometió desaparecer a la clase política que la precedió, también la igualdad en la distribución de la renta. Cuando se terminaron los ingresos extraordinarios, cuando los excedentes desaparecieron a manos de unos cuantos revolucionarios patria o muerte, se terminaron los dólares baratos de CADIVI y las Misiones, patriotas y contrarrevolucionarios despertaron a la realidad, la miseria era el destino de esa promesa de justicia social. Nadie podrá quejarse, somos todos iguales, a todos nos toca padecer la falta de alimentos, medicinas, electricidad, agua. A todos nos toca experimentar la violencia, porque ni siquiera el oficialismo está a salvo.

El declive económico que experimenta Venezuela es producto de políticas erradas, que para los efectos del proyecto político de Hugo Chávez, eran absolutamente necesarias, de allí que Maduro no contempla cambios en el curso de la política económica del país, pues implicaría no solo abjurar del legado político de Chávez, sino además alterar el curso del la revolución.

Una democracia que no fue

Si bien Venezuela todavía no es un Estado fallido, su democracia lo es. No quedan muchos rasgos con los que intentar justificar la existencia de una forma de vida que alguna vez fue ejemplo en la región. El chavismo, con ayuda interna y externa, terminó sepultando lo que alguna vez fuera la aspiración de cambio social más grande. Ahora pareciera que lo que queda es la silenciosa resistencia de un país que se niega a rendirse, pero al que le están minando su dignidad en una sucesión de eventos desafortunados. Si algo aparece como signo de esperanza, de rescate de ese espíritu democrático, es que mientras los mecanismos para expulsar del poder al chavismo sean institucionales, constitucionales y legítimos, el país está dispuesto a ser parte de ello. No debería despreciarse por muy cuesta arriba que parezca, cuando un pueblo está dispuesto a expresar su voluntad, esa es a fin de cuentas, la mayor declaración de espíritu democrático que se pueda esperar de una sociedad civilizada.

El camino de re-democratización que la sociedad venezolana está dispuesta a emprender se encuentra expresado en su apoyo a la revocatoria del mandato de Maduro, pero más allá de su ocurrencia o resultado, está la disposición a removerlo por la vía constitucional –no por un golpe de palacio o militar- lo que debería servir de advertencia a aquellos siempre dispuestos a tomar vías alternas. La sociedad le dice a la clase política cuáles son sus condiciones, y una acción temeraria no está dentro de sus opciones, por lo que el liderazgo político debe entender de una vez por todas, que la sociedad está dispuesta a apoyar a los que, con madurez y criterio, ofrezcan salidas razonables, por lo que deben comenzar por mostrar estrategias unitarias y cesar en los conflictos personalistas. Falta mucho para elegir a un presidente, lo crucial en este momento es desactivar la bomba de tiempo que representa la crisis. El rescate de la democracia venezolana depende de cómo se logre recuperar el funcionamiento de las instituciones, el proceso para lograr la salida de Maduro es parte de ello.

 

[1] … a disturbing new phenomenon is emerging: the failed nation-state, utterly incapable of sustaining itself as a member of the international community. Civil strife, government breakdown, and economic privation are creating more and more modem debellatios, the term used in describing the destroyed German state after World War II (Gerald B. Helman, Steven R. Ratner, 2010).

[2] En el caso de los consejos comunales auditados, la CGR hace saber que las inconsistencias, las debilidades administrativas y la falta de soportes constituyen graves irregularidades, lo que no permite una auditoría exhaustiva a los entes seleccionados.

[3] http://elpais.com/diario/1999/07/20/opinion/932421603_850215.html

[4] Modern political democracy is a system of governance in which rulers are held accountable for their actions in the public realm by citizens, acting indirectly through the competition and cooperation of their elected representatives (Schmitter y Karl, 1991).

[5] http://www.reuters.com/article/us-venezuela-politics-idUSKCN0XV2JD

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Studying for Comps? Here are Three Approaches to Try Based on Learning Style

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Source: Studying for Comps? Here are Three Approaches to Try Based on Learning Style

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