Monthly Archives: September 2016

¿En manos de quién está el destino de Venezuela?

A la Oposición le ha costado mucho superar el error cometido por una minoría irresponsable y suicida que en abril de 2002 decidió arrebatarle la posibilidad de una salida política pacífica a una crisis de poder. La iniciativa ciudadana fue secuestrada por unos pocos civiles y militares que se arrogaron la potestad de decidir el destino del país sin considerar su opinión, a pesar de la inmensa movilización que ha quedado en la memoria de muchos como la más grande demostración de participación cívica en Venezuela.

En los distintos foros académicos internacionales se mantiene el cuestionamiento por el pasado golpista de la Oposición venezolana, nunca falta el recordatorio de un episodio que no solo para el Oficialismo, sino para la misma opinión pública internacional, ha quedado registrado como una propensión de quienes adversan al chavismo. La aclaratoria sobre la responsabilidad de una minoría en la sucesión de eventos que comenzaran el propio 11 de abril nunca es suficiente y queda la sensación de un intento vano de justificación.

Por eso no deja de ser extraordinario el esfuerzo de los actores políticos constituidos en la Mesa de la Unidad Democrática quienes a pesar de las diferencias políticas e ideológicas propias de una coalición enfrentada a un régimen autoritario, ha logrado recuperar la imagen democrática para la Oposición venezolana, que no es poca cosa. En estos diecisiete años de chavismo, si algo le ha permitido crecer a la Oposición, ha sido sin duda la estructura proporcionada por la MUD, con todas sus fallas y dificultades.

La decisión de asumir el Referendo Revocatorio como la bandera unitaria frente a la debacle del gobierno de Nicolás Maduro no fue fácil, todas las opciones fueron consideradas, pero finalmente hubo un esfuerzo común para iniciar el proceso. El Revocatorio es un escenario que depende de la presión que el país pueda ejercer sobre el régimen político, aun cuando cada vez sea menos factible lograr la meta de ejecutarlo en 2016, la lucha por las condiciones establecidas en la CRBV debe mantener en permanente movilización al país.

No faltan las voces pesimistas que alegan la existencia de condiciones adversas para la convocatoria del Revocatorio. Por supuesto, ¿qué dictadura se permite facilitar un mecanismo para su propia expulsión del poder?, pero es ahí donde radica la necesidad de mantener un alto perfil, exigiendo las condiciones para el Revocatorio, que en términos prácticos significa mantener la presión sobre el régimen. Esto es muy distinto a llamar a la gente a emprender una lucha armada –para la que NO está preparada, porque no tiene los recursos- con la ilusión de provocar una crisis (si cabe otra) dentro de la coalición del gobierno, cuando lo que sostiene a Maduro en el poder es precisamente la institución militar.

En estas condiciones, a la Oposición le corresponde insistir en lo que viene haciendo, exigiendo condiciones para la aplicación del mandato constitucional sobre la convocatoria de un Referendo Revocatorio. En el caso de que el régimen político lleve al país al extremo de dejarlo sin alternativas democráticas, es el propio régimen y concretamente, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, la única responsable de evitar un desenlace fatal. Llegará el momento en que tendrán que responder por las muertes causadas por la falta de alimentos y medicinas, pero en este momento son responsables directos de evitar un baño de sangre.

La salida de una crisis como la que vive Venezuela requiere, indiscutiblemente, de un proceso de negociación. En cualquier caso, la solución pasa por acordar con la FANB la salida de Maduro en 2016 con la convocatoria del Referendo Revocatorio. En el peor de los escenarios, si el Revocatorio es en 2017, la Oposición deberá seguir presionando no solamente por el Revocatorio, sino además por el nombramiento de un Vice-Presidente que encabece un gobierno de salvación nacional. La lucha política consiste en lograr condiciones que no existen, en el caso venezolano se trata de obligar a un régimen autoritario a reconocer los derechos de la amplia mayoría que es la Oposición.

Enfrentarse a un régimen autoritario que llegó al poder por la vía electoral no es una tarea sencilla, sobre todo si son los valores democráticos los que inspiran esa lucha política. El camino que ha escogido la MUD es el de la lucha democrática, electoral, pacífica y constitucional. Eso no significa que lo electoral defina el desenlace de la crisis venezolana, pero cualquier salida deberá garantizar la estabilidad del país y ese es el reto tanto de la MUD como de la FANB, el único soporte con el que cuenta el gobierno de Nicolás Maduro en estos momentos.

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1S: un balance

Predecir el futuro político de Venezuela luego del 1S, es casi tan temerario como haberlo hecho antes de la propia Toma de Caracas. Sin embargo, muchos nos atrevimos a pensar en posibles escenarios, algunos más optimistas que otros. Si la toma fracasaba, en términos de participación, hubiese sido un duro golpe para la Oposición, y sobre todo para la MUD. Mientras que un escenario de masiva asistencia (como en efecto lo fue), el 1S representaba una oportunidad no solo de crecimiento para la Oposición, sino de manifestación de su voluntad para construir una salida pacífica y UNITARIA de la crisis política venezolana.

 

A pesar de las críticas por haber promovido un evento de calle con tanta antelación, ha quedado demostrado por una parte, que la Oposición organizada en la Mesa de la Unidad es mucho más efectiva, y por la otra, que la sociedad responde y se compromete cuando hay objetivos claros y consistentes. El Referendo Revocatorio es suficiente motivo, pero además contar con el respaldo de los partidos de la Oposición, superando las diferencias iniciales respecto a la opción más conveniente para procurar una salida constitucional a la crisis del país, le da mayor impulso a la lucha ciudadana.

 

Siempre habrá razones para desconfiar del régimen, las instituciones no harán el menor esfuerzo por garantizar el cumplimiento de la Constitución, como no ha sido su costumbre, y precisamente por esa razón es que los venezolanos, convencidos de su derecho a revocar el mandato de Nicolás Maduro, seguirán presionando por alcanzar ese objetivo. Esta es una carrera de resistencia, una lucha de largo aliento y aun cuando no podemos tener la certeza del resultado, lo que sí sabemos es que los ciudadanos comprometidos con una causa son más poderosos que un régimen desprestigiado, corrupto y autoritario.

 

Es probable que para muchos la Toma de Caracas no haya sido trascendente, es posible que se deba a expectativas poco realistas; pero lo que sí es cierto es que fue un evento de proporciones significativas, que por encima de las trabas del gobierno un sector del país se movilizó y contra todos los pronósticos, el objetivo se cumplió. La frustración de algunos tiene más que ver metas a largo plazo que eran imposibles de alcanzar con un acto de masas, pero que en todo caso este evento inicia un período de lucha de calle sostenida, con contenido y propósito que es lo que atrae y compromete al ciudadano.

 

Los recursos con los que cuentan los venezolanos para enfrentarse a un gobierno autoritario son sus derechos, esos que el régimen chavista se empeña en seguir desconociendo. Podrá decirse que marchar o tocar cacerolas es naive, pero frente al autoritarismo, la capacidad de movilización de la sociedad para presionar por una salida constitucional es su único recurso, porque con armas cuentan solo aquellos que están en el poder.

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