El régimen está construyendo un escenario en donde la Oposición se presentaría fracturada -a eso juegan- a un proceso de negociación. Lejos de ignorar sus movimientos, es importante que la sociedad identifique no solo la narrativa, sino que se forme un criterio para actuar en consecuencia. El liderazgo político venezolano, y en consecuencia la sociedad, parece no tener claro que en el futuro político inmediato no hay unas elecciones “normales”. En Venezuela el futuro inmediato parece irremediablemente destinado a sufrir una dictadura militar en la que el modelo pretoriano termine por borrar todo vestigio democrático. Si las fuerzas políticas lograran encauzar la crisis terminal por un proceso de negociación política, la transición estaría en manos de un gobierno (temporal/provisional) que estaría al frente de la reconstrucción institucional. La posibilidad de una competencia electoral previo sorteo de estos obstáculos es una discusión estéril, fútil, pero no así la determinación política de las fuerzas que operan dentro del sistema. Si desconocemos los objetivos de los operadores políticos estaremos actuamos como masa, es importante tener claro que la meta no es la salida de Maduro sino el compromiso de un gobierno de salvación nacional.