Category Archives: Español

Venezuela y su estrecho camino hacia la democracia

La probabilidad de una transición democrática en Venezuela sigue siendo tenue, a pesar de la indiscutible muestra pública de apoyo del gobierno de Donald J. Trump y sus esfuerzos para forzar un compromiso electoral por parte del régimen de Nicolás Maduro. Durante el año pasado, el presidente interino de Venezuela, diputado Juan Guaidó, llevó sobre sus hombros el peso de una significativa muestra de apoyo, tanto a nivel nacional como internacional, con la esperanza del retorno a una vida digna en Venezuela. La alarmante cantidad de venezolanos que abandonan el país (se espera alcance los 6,5 millones para fines de 2020), a pesar de los reportes sobre exiliados que regresan al país, ha llevado a las naciones vecinas a limitar su entrada, lo que se suma a las insoportables condiciones que enfrentan como migrantes. Esta es una crisis humanitaria en todos los sentidos.

La situación en el país es crítica, con las poblaciones más vulnerables, niños y ancianos, sufriendo la falta de acceso a la atención médica, medicamentos y alimentos. Los Estados Unidos y la Unión Europea han asignado fondos para ser desembolsados ​​por los países de acogida que se ocupan de los refugiados venezolanos (Colombia y Brasil), con algunos recursos distribuidos a través de ONG locales, quienes tienen capacidad limitada para satisfacer las crecientes necesidades de apoyo de una población en general excluida de asistencia pública, debido al bloqueo de la ayuda exterior por parte del régimen. La tasa de inflación actual es del 65%, con una tasa interanual del 4,140% en una economía que adopta progresivamente de manera no oficial el dólar estadounidense como su principal moneda transaccional, contribuyendo a intensificar la brecha social y económica que existe entre la mitad del país con acceso a dólares, y la otra mitad excluida. Los niveles alarmantes de desnutrición están afectando a bebés y niños en edad escolar a un ritmo acelerado, la matrícula escolar ha disminuido significativamente y, en muchos casos, está vinculada al suministro de almuerzos exiguos en los comedores escolares. La interrupción constante de los servicios de energía eléctrica y agua continúa castigando al país, mientras que los más privilegiados tienen plantas eléctricas y tanques de agua individuales, considerados símbolos de una división social que está profundizando el resentimiento entre la capital, Caracas y la provincia.

Los enormes esfuerzos de las élites para adaptarse a un estilo de vida que está sometiendo a más de la mitad del país a una lucha por la sobrevivencia, es señal de que incluso con los efectos de las sanciones sobre la solvencia financiera del régimen, no hay intención de su parte de ceder el poder. La fuerza armada, claramente, no tiene confianza en un escenario en el que la oposición se haga con el control del país, por lo tanto, continúa apoyando la agenda de Maduro para permanecer en el poder. En consecuencia, las opciones no están del todo claras, incluso con Guaidó cortejando a los altos mandos, no parece haber un plan en marcha, aparte de insistir en la aplicación de sanciones. Los resultados no solo están intensificando las duras condiciones de vida para los menos afortunados, sino que también están facilitando una amplia gama de actividades delictivas desde el tráfico de drogas hasta el contrabando de oro en el país, con la sospecha de que si no están involucrados, ciertamente tiene el consentimiento de militares del más alto rango. La crítica con respecto a las sanciones tiene por un lado a un sector que discute sobre las consecuencias que recaen sobre la población más vulnerable, y por el otro los que afirman que el régimen ha tenido recursos y, sin embargo, no los dirige a proporcionar atención médica, medicamentos o alimentos a quienes más lo necesitan, sino que dirige esos fondos a la adquisición de equipamiento para las fuerzas armadas, como se evidenció en la exhibición militar más reciente, mostrando cuáles son las prioridades del régimen.

Ahora bien, un asunto que no se ve reflejado en las discusiones de las redes sociales (donde generalmente se encuentra uno con los debates más apasionados) es lo que realmente se necesitará para forzar una negociación con el régimen y, más específicamente, con los militares: convivencia y concesiones. Este tema sería suficiente para ser víctima del ciberacoso más feroz que uno pueda imaginar. El problema es que una fracción no muy representativa de la oposición pretende llevar a cabo esa tarea, obviando a la mayoría de los partidos políticos. La desconfianza de aquellos que reclaman desde el otro lado nace de la percepción de motivos oscuros detrás de quienes representan a ese movimiento ‘opositor’. Las inmensas posibilidades para la inversión extranjera y el pronóstico de un esfuerzo de reconstrucción similar al Plan Marshall, pero más ambicioso, son incentivos suficientes para que algunas élites se organicen en torno a una estrategia en la que los más beneficiados serán los primeros. ¿Qué está faltando aquí? La gente y su bienestar. La oposición debe ser lo más franca posible, porque este es uno, entre muchos otros factores, que está obstaculizando la posibilidad de una salida a la crisis.

La necesidad de encontrarle salida a la crisis hace inevitable llegar a un acuerdo con Maduro, su círculo inmediato y los militares. No hay otra forma de alcanzar un compromiso de elecciones justas y libres si no hay nada que beneficie al régimen en el poder. Por lo tanto, para hacerlo viable, se deben cumplir algunas condiciones y eso es para lograr que el régimen acepte negociar una salida. En las circunstancias actuales, no hay indicios de que estén dispuestos a ir en esa dirección, mientras cuenten con el apoyo de Cuba, Rusia, China, Turquía, entre otros, está claro que lucharán por mantenerse en el poder. Lo que queda para el pueblo venezolano es mostrar fuerza y unidad, porque una vez que termine el período legislativo actual, Maduro finalmente cerrará cualquier posibilidad de restauración democrática. Se está acabando el tiempo para la democracia venezolana, y la fecha límite de la administración Trump es noviembre de 2020, una vez que terminen las elecciones, ganen o pierdan, Venezuela quedará en el olvido.

Leave a comment

Filed under Español

Lealtad o conveniencia: el matrimonio forzado entre Maduro y los militares en Venezuela

http://agendapublica.elpais.com/lealtad-o-conveniencia-el-matrimonio-forzado-entre-maduro-y-los-militares-en-venezuela/

Leave a comment

Filed under Español

Crisis de la metafísica de la democracia*

“Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona.”

María  Zambrano

 

La democracia es una etiqueta descriptiva (praxis) que no necesariamente refleja el ideal que históricamente le es reconocido (Whitehead, 2011: 21). En los últimos dos siglos, la discusión ha girado en torno a una democracia que constantemente hace referencia a un modelo que data de 25 siglos, pero que no tiene mayor relación que su denominación, con la experiencia actual.

Se ha abordado a la democracia, desde una caracterización de la misma en el contexto de la teoría política, no como procedimiento sino como modelo, situando la discusión en el debate de la modernidad y la postmodernidad, sobre lo que la crisis de la democracia representa; analizando el contexto epistemológico de la democracia, su evolución y crisis desde la teoría política contemporánea, en una aproximación a la definición de la postdemocracia.

La democracia, nacida en la antigüedad griega, hizo su transición hacia la modernidad, no sin antes superar la desconfianza y resistencia que inspiraba. El modelo que adopta, la representatividad, se concibe como un mecanismo para superar las debilidades que plantea la democracia directa y garantizar el control de sus instituciones, amén de fortalecerse por la influencia del modelo económico capitalista, con el cual inevitablemente resultaría asociada.

Ha sido precisamente esa asociación la que ha conducido a la democracia a experimentar importantes crisis, que como se ha desarrollado en esta contribución teórica, corresponde a una conjunción de circunstancias, generando más dudas que certidumbres, sobre el futuro de la democracia. La representatividad ha transferido su crisis a la democracia misma, haciéndola ver débil ante la amenaza autoritaria, sobre todo en sociedades políticamente inmaduras.

Pero observando los problemas de la democracia, desde el pensamiento político, la discusión se hace más compleja, pues no se trata del procedimentalismo que tanto preocupa, como los valores implícitos en un modo de vida, que encarne la democracia misma, y que se ve estremecido por las mismas razones que la modernidad es cuestionada. La crisis de la modernidad no deja de verse reflejada en la crisis de la democracia: hay una ruptura, la democracia representativa ya no responde a las demandas de una sociedad que desconfía de quienes eran los fiduciarios de su ejercicio soberano.

La crisis del capitalismo, no deja de tener influencia sobre la democracia representativa, sus efectos se dejan sentir además cuando se reclama una mayor participación del Estado, y se espera su admisión de un compromiso social más efectivo (Estado de Bienestar). Pero cuando el Estado no puede aumentar el gasto social [o con ello no es suficiente], las consecuencias afectan los cimientos de lo que la democracia está supuesta a garantizar a toda prueba: libertades individuales y colectivas, seguridad y bienestar, equidad en las oportunidades, convivencia social equilibrada.

La democracia participativa, puede ser vista como una de las consecuencias más importantes de las disfunciones de la democracia representativa, sin embargo no por ello deja de tener sus detractores, que ven en el participacionismo una medida insuficiente para la reconquista del ideal democrático (Sartori siendo uno de los más notables). La participación pretende rescatar algunos de los fundamentos de la democracia originaria, la griega, resultando claro que procedimentalmente, es inviable, por lo que su construcción requiere adaptarse a los espacios de una nueva relación Estado-Sociedad, marcada por el impacto de la globalización y la ampliación del modelo económico capitalista.

El espacio global, donde para autores como Held y Ortega, debe consolidarse una democracia mundial, responde a la necesidad de no solamente alcanzar regiones esquivas a la democratización, sino además fortalecer los procesos democratizadores, que son necesarios en la nueva configuración de los Estados, que como como la Unión Europea, representan una creciente complejización. Esa nueva realidad geográfica, política, social, cultural y económica requiere de una conducción política que responda a las complicaciones implícitas en dicho entorno.

En el pensamiento moderno, la democracia tardó en establecerse, cargando con el pesado lastre de experiencias pasadas que generaban recelo y desconfianza; sin embargo el tiempo y las circunstancias habrían de suavizar el ambiente para permitirle afianzarse como el modelo ideal de organización política, claro está, sin estar exenta de cuestionamientos y dudas con respecto a su realización, al estar constantemente sometida a comparaciones con la versión antigua griega.

La democracia moderna fue concebida dentro esas mismas convicciones y por tanto la crisis de la modernidad no ha dejado por fuera a la democracia.  Algunos autores como Ghehénno se preguntan si no será necesaria la vuelta al directismo democrático para salvarla; los autoritarismos la han desafiado, y la participación no ha sido, en el mejor de los casos, una salida favorable para su recuperación.

Tanto se ha socavado la experiencia de algunas democracias que se acercan peligrosamente al ejercicio autoritario del poder (como lo desarrollan O’Donnell, Levitsky y Way) dando lugar a otros modelos de democracia, que aun cuando se entiende se alejan del ideal moderno o de la misma poliarquía, tales como la democracia delegativa o el autoritarismo competitivo, se mantienen algunos elementos  característicos de la democracia procedimental, fundamentalmente en materia electoral.

La postmodernidad trajo al debate, como lo plantea Young (1998), una reinterpretación del pluralismo democrático, porque es en la política democrática donde confluyen aquellas identidades que han sido desplazadas, encontrándose afinidades y desafíos entre los más diversos actores. Y esto ocurre en medio de lo que la postmodernidad concibe como el fin de las certezas, la crisis del orden y la ruptura con una forma de concebir el poder. Los cuestionamientos provienen de sectores diversos, antagónicos pero que en circunstancias extremas, tienden a agruparse, como ejemplo reciente de ello, está el Movimiento de los Indignados, donde convergen las más disímiles motivaciones, unidas en una gran movilización de descontento (Nun, 2011), que reclama igualdad y justicia social, rechazando la voracidad del corporativismo financiero, la supresión de derechos laborales, hasta llegar a la defensa del ecosistema, mostrando el quiebre del espíritu de una época, de los paradigmas modernos. En la tradición de lo que señala Mouffe (1999) cuando describe a la democracia radical, como la unificación de los movimientos sociales plurales de la sociedad civil, en la profundización de la práctica democrática tanto en el Estado y como en la sociedad (Young, 1998: 491).

La crisis que retrata esa ruptura con el orden, tiene diversas lecturas, que se han recorrido desde la mirada de sus autores. Para unos, es una crisis de control y de legitimidad frente a los nuevos desarrollos económicos y políticos (Dahrendorf); mientras que para otros, la crisis se presenta en lo interno, amenazada desde las propias entrañas de la democracia (Bobbio). La crisis es el producto de un agotamiento por el cese de luchas (Comisión Trilateral) o por la caducidad del modelo (Hardt y Negri); aunque también puede ser vista como una crisis de crecimiento (Gauchet); es posible que la crisis de funciones e imagen pesen a la hora de buscar los por qué (Tezanos); sin embargo, la noción de una contrademocracia podría explicar por qué de súbito se cae en la desconfianza hacia la democracia (Rosanvallon). En la crisis hay elementos de autodestrucción de la democracia (Lummis); una multidimensionalidad, que no permite argumentar sobre la base de una causa única, pero es en la propia incapacidad de la democracia de satisfacer las demandas sociales (Linz) donde se concentra toda la crítica al modelo.

El problema, a juicio de la responsable de esta pesquisa, es que la crisis de la democracia ha trascendido lo meramente procedimental, no es la democracia electoral la que por si sola puede garantizar la credibilidad en el sistema. En realidad, son los valores que subyacen al ejercicio democrático los que le conceden el soporte necesario para resistir las exigencias, que en muchos casos, resultan disímiles o antagónicas, en una misma realidad social.

La crisis de la democracia no es una crisis de su denominación, es de su naturaleza, de su estructura, de sus componentes y de sus principios, es decir: de la metafísica de la democracia. Las realidades políticas, económicas, sociales y culturales no son las mismas que acompañaron a la democracia moderna en su consolidación, de allí que la naturaleza de la democracia no se corresponda con el contexto en el cual se inserta; sus niveles de acción han ido ajustándose a las demandas por una mayor participación, sin embargo, esto tampoco ha sido suficiente para recuperar la confianza en sus acciones, luciendo a veces como un sistema que obstaculiza el verdadero ejercicio de la soberanía (estructura). Los elementos asociados a la democracia, para garantizar su propósito, pueden entrar en cuestionamiento al producirse una pérdida de legitimidad, como los sistemas electorales, legislativos o judiciales (componentes). Los valores (principios) asociados a la democracia, las instituciones que los representan: Estado de Derecho, Libertad, Equidad, Justicia, son los pilares sobre los cuales descansa la legitimidad democrática; si alguno de estos valores se resquebraja, la democracia pierde terreno como modelo de vida.

La democracia se ha reinventado, la participación, la ciberdemocracia, la democracia mundial, la cosmocracia, no son sino, manifestaciones de un deseo de renovación, pero que muestra la voluntad de restauración de su fachada, no de sus cimientos, donde se cree están los grandes desafíos democráticos: la concepción el Estado y de su relación con la sociedad; los nexos con la economía; la corresponsabilidad con las demandas sociales; la apertura de espacios de decisión pública transparentes; el reconocimiento de mecanismos de vigilancia y seguimiento; la responsabilidad de la gestión pública; la participación en las decisiones públicas de forma efectiva, que son tan solo algunos de los más importantes aspectos de la democracia que revisten particular inquietud, si se observan los estudios de opinión sobre la democracia, efectuados por organismos multilaterales como el PNUD, por ejemplo.

Esto significa, que se está frente a una necesaria redefinición de la democracia, porque la que se ha conocido, no ha logrado superar las demandas de renovación que se han planteado. La denominación de democracia ha servido para que muchos regímenes antidemocráticos se revistan de legitimidad, haciéndola aún mucho más vulnerable a las críticas. La democracia debe tomar distancia de una concepción de su modelo que ha trascendido sus raíces.

Sin embargo, en la democracia persiste el deseo de sobrevivir, resistiéndose a sucumbir ante los autoritarismos, mostrándose desafiante, en una suerte de renacimiento de sus cenizas, en una  forma de resurrección, como postdemocracia, como lo que surge cuando se han exorcizado todos sus demonios.

 

* Capítulo perteneciente a la tesis doctoral: El concepto de crisis de la democracia en la teoría política: ¿En el umbral de la Postdemocracia? (2012)

Leave a comment

Filed under Español

Una breve mirada al chavismo

Chávez llegó al poder con la promesa de borrar todo vestigio asociado a las instituciones democráticas. Primero lo había intentado por la vía insurreccional, con un saldo de decenas de muertos. Después de su fracaso militar, optó por la vía electoral y triunfó.

En las proclamas de la intentona golpista del 4F (1992), las críticas a la democracia fundamentaron su rebelión militar. Los golpistas cuestionaron el sistema, los actores (partidos), y el sistema meritocrático de las FF.AA.

La llegada de Chávez al poder se produjo por la conjunción de varias crisis. 1) El agotamiento del modelo bipartidista, 2) La crisis de representatividad, 3) La crisis de institucionalidad. Los partidos agotaron su capacidad de representación, y la clase media buscó una salida.

La tesis basada en el respaldo popular de Chávez (1998), contrasta con la evidencia de un comportamiento electoral atípico en sectores clase media alta: bit.ly/2SnxDLd

Después de la convocatoria a la ANC (1999), el chavismo comienza a ampliar su base en las elecciones (2000). En 2002 comienza a dar señas de agotamiento, atravesando un período de crisis con golpe de Estado de por medio, y un referendo revocatorio con el que supera la amenaza.

Es precisamente entonces cuando Cuba comienza a tener un papel determinante en la política doméstica de Venezuela, (2003). El conflicto político lleva a Chávez a incorporar las políticas sociales recomendadas por el régimen de Castro, convirtiéndose en un dispositivo de control.

El Estado paralelo que Chávez construyó estaba dirigido a garantizar el control de los sectores más vulnerables, a través de programas de ayuda social, permitiéndole mantener esa relación con propósitos electorales.

En la medida en que la Oposición usaba mecanismos constitucionales para adversar a Chávez (institucionalmente), el régimen creaba obstáculos, minando mecanismos democráticos: el gobierno sale derrotado en el Referendo Consultivo (2007), para luego violentar la decisión en 2009.

El Estado paralelo siguió creciendo, y con ello llegó el Poder Comunal. En teoría, los consejos comunales serían espacios de participación y protagonismo (CRBV). En la práctica, se convirtieron en mecanismos clientelares de profundización del control social.

Además, han sido los espacios del poder comunal donde la misma Contraloría General de la República encontró vicios que no pudo ocultar. Esta es una característica clave en los espacios del poder popular: la corrupción.

Entonces tenemos un régimen que ha consolidado su base política en la corrupción, desde los niveles más altos, como Ramírez o Andrade, pasando por la familia Chávez, hasta la señora presidenta del consejo comunal que se compró una camioneta con recursos del banco comunal.

El chavismo usó la CRBV a su conveniencia, pero cuando la Oposición intentaba hacer valer sus principios democráticos, el régimen conseguía torcer su letra. Un ejemplo, en las elecciones parlamentarias (2010) los circuitos electorales fueron manipulados bit.ly/2XlazRe

La manipulación de la Constitución quedó en evidencia luego de conocerse el fallecimiento de Chávez. La forma en que se manejó la sucesión dejó claro que para el chavismo las formas no son importantes. Contrario a la CRBV, Maduro asumió la transición al postchavismo.

La evidencia de irregularidades electoral no logró hacer desistir a la Oposición, y a pesar de todas las desventajas y agresiones, los resultados electorales (2013) no arrojaban dudas de la crisis de representación del chavismo.

La fragilidad del triunfo electoral de Maduro, las divisiones de la Oposición, y la naciente crisis económica, fueron las causas de uno de los períodos más violentos en la historia reciente de Venezuela. La ‘Salida’ dejó un saldo de 43 muertos y centenas de heridos y detenidos.

En 2015 se produce una tregua entre la Oposición, participan en las elecciones parlamentarias, alcanzando la super mayoría. El chavismo, incapaz de manejar su condición de minoría, nuevamente viola la CRBV, al usar al TSJ para despojar de la mayoría calificada al nuevo congreso.

En 2016 la Oposición comienza a explorar los caminos constitucionales para la remoción de Maduro de la presidencia. Lejos de la experiencia de 2002, donde sectores de la Oposición apoyaron el golpe militar, los sectores agrupados en la MUD apostaron por una salida electoral.

Finalmente, la Oposición llega a un acuerdo y decide apostar por el Referendo Revocatorio, luego de haberse planteado la Enmienda Constitucional, entre otras opciones. El gobierno, a través del CNE, suspende el proceso alegando tecnicismos, en octubre (2016).

En 2017 la Oposición participa de nuevo en un proceso de diálogo con el gobierno. Recordemos el Revocatorio a Chávez (2004), fue posible gracias a la participación de la Oposición en la Mesa de Negociación y Acuerdos entre 2002-2003: bit.ly/2SnGvR1

El diálogo se retomó luego de un intento fallido de mediación de El Vaticano (2016) y de la instalación de una nueva Asamblea Nacional Constituyente (2017) en el propósito de disolver a la Asamblea Nacional.

En este proceso de diálogo, auspiciado por UNASUR, participó el expresidente del gobierno español, Rodríguez Zapatero. El desgaste del mecanismo obedece a: 1) Incumpliendo del gobierno de Maduro en las condiciones fijadas por la Oposición con respecto a presos políticos.

2) Garantías del proceso electoral; 3) Restablecimiento de las funciones de la Asamblea Nacional; 4) Política Económica de Emergencia; 5) Comisión de la Verdad, y 6) Comisión de Seguimiento. El gobierno de Maduro se negó a suscribir la propuesta de la Oposición.

La propuesta del gobierno planteaba: 1) Resolver el problema de las sanciones; 2) Organización de Elecciones; 3) Comisión Política de Coexistencia; 4) Comisión Económica; 5) Comisión de la Verdad, y 6) Comisión de Seguimiento.

La Oposición decidió retirarse de las conversaciones, aludiendo que el gobierno de Maduro usaba el mecanismo para neutralizar a la Oposición. En 2018, las expectativas estaban puestas en las elecciones presidenciales, sin embargo, el gobierno decidió jugar posición adelantada.

Comenzando 2018, Maduro adelanta las elecciones, pautadas para diciembre. Inicialmente, habló de antes del 30 de abril, para posteriormente fijarlas para el 20 de mayo. De inmediato se levantaron voces, dentro y fuera de Venezuela, sobre los riesgos de esa decisión.

La Oposición se encontraba, de nuevo, sufriendo serias divisiones; fracturada por las posiciones a favor y en contra de la participación electoral. Finalmente, la mayoría decidió a favor de la abstención, mientras que Henri Falcón rompió con la MUD para postularse en solitario.

Los resultados fueron predecibles, Maduro ‘ganó’, pero la campaña de Falcón reclamó un fraude, recordando las afirmaciones hechas por Smartmatic, la compañía responsable del sistema de votación electrónico, sobre la manipulación de al menos 1 millón de votos en la Asamblea Nacional Constituyente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40804551

El gobierno de Maduro [desde que comenzaron las sanciones en 2015] ha usado como excusa de la crisis económica, las medidas contra funcionarios de su gobierno. No resulta difícil vincular el deterioro de la industria petrolera (baja producción/ precios) con caída de importaciones.

La narrativa del chavismo ha estado dirigida a desviar su responsabilidad de la crisis, manteniendo las políticas económicas que llevaron a esta situación. El gobierno ha esquivado a la función contralora de la Asamblea Nacional, endeudando al país, ignorando a los electores.

No hace falta decir que, no sólo la Oposición, sino también especialistas en materia constitucional, económica y de Derechos Humanos, han estado señalado -desde hace años- que la situación del país iba a generar una crisis de dimensiones extraordinarias.

El chavismo ha usado la Constitución, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, entre otros, para garantizar su control sobre el poder, gracias al respaldo militar que Chávez se asegurara con la política de purgas iniciada en 2002.

El Estado venezolano, completo, ha mutado en una corporación sostenida por la corrupción, las prebendas y el clientelismo. Los derechos fueron sustituidos por la militancia, pero no se trata ideología, es solo poder.

Estamos mirando las entrañas del monstruo que engendró la alianza inesperada entre la izquierda derrotada y los militares fracasados. Esto no es una guerra civil, ni un conflicto derecha / izquierda.

En Venezuela se libra una lucha entre un estado criminal y un pueblo indefenso.

Leave a comment

Filed under Español

Venezuela: el gobierno y la oposición en su laberinto*

                                                                      * Artículo originalmente publicado en diciembre de 2017

 

El proyecto Bolivariano de Hugo Chávez nació de la confluencia del autoritarismo militar con el revanchismo guerrillero de izquierda, en un maridaje plagado de contradicciones, pero sobre todo de facturas pendientes. Unos enemigos que en el pasado fueron irreconciliables, unieron fuerzas para terminar de sepultar los vestigios de la democracia en Venezuela.

 

Las raíces ideológicas que tanto se preocuparon por desentrañar resultan mucho más relevantes de definir ahora, que hace 20 años cuando Chávez se consumaba como un outsider. La evolución del chavismo como proyecto político no ha refutado a quienes anticiparon un modelo de naturaleza autoritaria, que el propio golpista asomó en la oportunidad de su fracasada asonada del 4-F de 1992.

 

Una vez en el poder, Chávez prometió destruir el sistema de élites desplazando a la clase política primero, y luego progresivamente a la económica, valiéndose de los propios mecanismos institucionales de la democracia en crisis -con la decisión de la Corte Suprema de Justicia sobre la supra constitucionalidad en 1999- que, aunado a la ingeniería social cubana a partir de 2003, le permitieron a Chávez avanzar en el control social por la vía clientelar, mostrando una diversidad de representaciones: desde el sistema de Misiones para los sectores populares hasta el mecanismo de control de cambio para la clase media.

 

El proyecto Bolivariano fue avanzando gracias al respaldo de la renta petrolera, permitiéndole financiar un sistema clientelar de extraordinarias dimensiones, construyendo una base política que le permitiría consolidar su proyecto político sustituyendo a la democracia de partidos. En paralelo, Chávez fue edificando las bases del Estado Autoritario, un sistema institucional desvinculado de los principios fundamentales de la democracia, el Estado Comunal, con la promesa de ser un vehículo para la participación comunitaria plena. El Estado Comunal fue el proyecto con el que el chavismo, finalmente, asumió su verdadera naturaleza antidemocrática.

 

Mientras el modelo político se consolidaba, el aparato económico sufría una peligrosa transformación. La principal empresa del país responsable del mayor volumen de ingresos por exportación se transformó en una máquina de financiamiento de gasto social sin control, comprometiéndose con actividades ajenas al negocio de los hidrocarburos. El Estado venezolano no solamente creció desde el punto de vista burocrático, sino que se endeudó en época de bonanza para hacerse de una base de apoyo inquebrantable. Mientras aumentaba el tamaño del Estado con la creación de numerosas instancias de participación y control comunitario de la producción, a expensas del sector privado, pero no para asumir la actividad productiva, sino para desactivarla por completo.

 

El control social, con Nicolás Maduro, se ha ido profundizado por la vía de la escasez de alimentos y medicinas, exacerbándose el cuadro de parálisis total con un aparato productivo bloqueado: sin acceso a divisas, un parque automotor seriamente comprometido por la falta de repuestos, y ahora se suma el racionamiento de combustible; continúan las suspensiones de servicios como agua y electricidad en las principales ciudades del país, la gestión más simple se convierte en una verdadera crisis ante las numerosas dificultades logísticas debido a las limitaciones materiales: hacer una transferencia bancaria en Venezuela es una odisea, cuando no hay luz, las páginas web de los bancos no abren por estar la plataforma colapsada gracias a la escasez de efectivo.

 

La vida en Venezuela se ha convertido en una prueba de resistencia, las necesidades básicas no solamente no están siendo satisfechas, sino que no hay acceso a los medios para lograrlo ni siquiera teniendo los recursos. Desde 2015 se registran fallas en el suministro de envases plásticos para el agua potable, entre otros sectores, también en los abastos había limitación en el uso de bolsas plásticas por la escasez. El acceso a divisas para las importaciones está restringido, por lo que el mantenimiento del parque automotor cada vez es más difícil, eso aumenta el número de usuarios del sistema de transporte público que, padeciendo las mismas limitaciones, colapsa ante la demanda que los supera.

 

El deterioro material se añade a las penurias de quienes buscan comida y alimento, el mantenimiento de viviendas resulta imposible, no solamente por el costo de los materiales, sino por la escasez de estos.  El mercado secundario de artefactos eléctricos es la fuente de repuestos para reparación de los que se han deteriorado, extensivo a mobiliario, vestimenta y demás bienes de consumo que escasean en el país. Este es un retrato conocido para aquellos que hemos seguido la tragedia cubana, la historia de la destrucción de una sociedad en la apuesta de poder de una clase política corrompida y enferma.

 

Solamente entendiendo el contexto es que podemos explicar, por una parte, la inercia y por la otra la desconfianza. Quienes no entienden la dimensión humana de la tragedia venezolana, no pueden comprender cómo es que el chavismo ha llegado tan lejos. Por otra parte, la desesperanza hace su trabajo y limita las posibilidades de aquellos que en su lucha por la sobrevivencia no pueden ver más allá del momento, porque no tienen las condiciones para ello, válido para opositores y oficialistas, porque es un problema humano.

 

La única posibilidad de evitar mayor destrucción en Venezuela es que haya una negociación política con los civiles y los militares que tienen el control sobre el país. El régimen chavista está atado al poder, no solamente por razones económicas y políticas, sino por las terribles consecuencias que resultarían de la pérdida del fuero que les garantiza el poder. Rescatar y reconstruir a Venezuela requerirán, no solamente de la salida del poder del chavismo, sino de la depuración de la Fuerza Armada, corresponsable de la tragedia que vive el país, y esto solo podría ser como consecuencia de una negociación política.

 

La negociación que se planteó entre chavismo y oposición en la República Dominicana pudo haber cambiado el rumbo de la crisis, porque representaba una oportunidad para forzar el encuentro con las fuerzas militares que verdaderamente controlan al país. Ninguna negociación tendrá efectos concretos sin el concurso de este sector, de manera que es necesario insistir en que para la lograr la salida del chavismo del poder habrá de pagarse un precio por ello, y los que fijan el costo de esa transacción son, hasta ahora, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

 

Diciembre 2017

Leave a comment

Filed under Español